En el fútbol, como todo deporte, el profesionalismo,
la disciplina y el compromiso estarán siempre presentes en el correcto desenvolvimiento
de los jugadores tanto dentro como fuera de la cancha.
Si al caso vamos, en Carabobo Fútbol
Club este tema es algo de suma importancia porque se suman variables como la
exaltación de los colores, el amor hacia la oncena y la pasión por la camiseta
que deja una extensa y enorme satisfacción de ser el equipo más grande de la
región central de Venezuela.
Ciertamente, hubo un paso considerable
de prominentes futbolistas que enaltecieron a la Vinotinto Regional y que, por
su referencia, se sienten identificados con el escudo y la historia. Tal es el
caso de Antonio Steimbach, central que tuvo un trayecto importante en la institución
industrial con un total de 118 partidos y 4 goles en los más de 8 años de
estancia.
Brasileño por nacionalidad, nació en la
urbe de Rio de Janeiro el 4 de julio de 1974, lugar en el cual pudo formarse de
la mano del histórico plantel de Bangú AC en el campeonato carioca de primera
división. En dicho grupo estaría hasta 1997, justo al momento en que decidió emigrar
al balompié venezolano y emprender nuevos caminos.
‘‘Acepté estar con Carabobo en el año
2000. Me recibieron muy bien, hice un buen torneo y fuimos la defensa menos
goleada del certamen después de mi llegada. Estuve ocho años aquí y agarré un
cariño inmenso al estado, al equipo, a la afición y eso para mí es un completo
orgullo’’,
manifestó al recordar su fichaje por Carabobo en el año 2000.
En este sentido, recordó grandes
momentos vividos en el Misael Delgado en donde la hinchada coreaba su nombre
cada vez que entraba al campo y daba una cátedra con subidas y bajadas en ambas
partes del campo, al querer aportar tanto en la defensa como en el ataque.
Por último, Steimbach agradeció a toda
la fanaticada que los casi nueve años que estuvo en todo momento que pisaba la
cancha se sentía cómodo y exaltado por toda sus labores y desempeño. Algo
inexplicable y profundo –rememoró con un tono emotivo y sentimental– es lo que
siente cada vez que tiene la oportunidad de visitar la casa del granate en el
Gigante de la Bolívar, por el significado que tiene el club en su vida, donde
se siente cómodo todavía.
‘‘A cada instante estaban con uno y lo
voy a recordar en mi mente para toda la vida con mucha alegría y con ese respeto
que me demostraron. Gracias por los detalles en mi estadía. Es algo que nunca
olvidaré y que constantemente llevo plasmado en mi corazón’’, concluyó.